Cuando Juanse reunió a Los Ratones Paranoicos el año pasado en el Luna Park, anunció que iban a dar su último show en un estadio. Inmediatamente, en la cabeza de todos los fans, lo que se estaba convirtiendo en alegría, pasaba a transformarse en nostalgia: tantos años recorridos en este largo y sinuoso camino que es el Rock N Roll cuando esta supeditado a los distintos factores externos como puede ser nada más ni nada menos que la Argentina, con todo lo que eso significa.
Esa ambivalencia pareció vivir la banda toda la vida, lidiando con los elogios de los Nro1 y los dardos que disparaba la prensa y los que miraban el show de afuera, repitiendo latiguillos carentes de argumentos como el de “son la copia de los Rolling Stones” o “son comerciales por que Juanse va a comer con Mirtha Legrand”. Todo eso, a la banda nunca le importó, siempre se mantuvieron al margen, haciéndose cargo de la libertad que su imagen emanaba, por que los Ratones siempre fueron, son y serán eso: Libertad, Rebeldía y Rock’N Roll.
Si bien ya habían pasado holgadamente el desafío de tocar para grandes cantidades de gente como en el Estadio Obras al aire libre en 1992 o en All Boys cuando festejaron los 20 años, tocar en Vélez era un desafío distinto, y lo superaron con creces.
La mesa de la ceremonia la empezaban a poner los españoles de Atraco y los anglo-argentinos The Lion Machine (con Dallan d Gutiérrez, pelando una tremenda versión de “Jumpin’ Jack Flash” de los Stones, mientras el Amalfitani se iba poblando de a poco
La Banda del Oeste, ese ejército de seguidores fieles al líder Juanse hace casi 30 años, iba preparando la fiesta sobre Juan B. Justo y la gente iba caminando entre cánticos y banderas que venían de todas partes del país .
Una vez finalizado el show de los Lion Machine, adentro se iba calentando con los pogos que armaba la gente con los temas de Pappo y AC/DC.
Un show histórico
La banda se hizo desear hasta que “Isabel” fue el puntapié inicial para un secuencia de 30 temas que iban a abarcar su extensa discografía a lo largo de todo el show
El inoxidable rasgueo de la guitarra en “Rainbow”, el punk eterno de “Enlace”, y el Rock N Roll desenfrenado de “La Calavera”, eran los primeros disparos de una banda decidida a todo.
“El Vampiro”, “Vicio” y “El Centauro” se vinieron una atrás de la otra con los primeros vientos que empezaban a sonar en la noche de Liniers, la banda sonaba más ajustada que nunca y la gente deliraba en el campo y las tribunas.
Se notaba la alegría de los músicos, apreciando de distinta manera un show histórico: Juanse, entre tema y tema, bromeó diciendo que en el escenario había improvisado una pista en donde tenía que aterrizar una avioneta con 6 kilos, lo que despertó las risas de todo el Estadio. Memi, con su elegancia y su impronta formaba junto a Roy, (que no paraba de sonreír) una pared sonora indestructible, adornada con los yeites de guitarra del legendario Sarcófago que permanecía estoico, disparando riffs desde su ametralladora con cuerdas.
La noche seguía transcurriendo entre clásicos como “El Centauro”, “Sucia Estrella” y “Carol”, temas que no podían quedar afuera.
Juanse presentó al único invitado de la noche: Facu Soto, de Guasones para cantar “Una Noche No Hace Mal”. Previamente a eso, recordó a Alfredo Cahe, el reconocido Doctor, al que el líder agradeció por salvarle la vida, todo el estadio aplaudió.
A eso le siguió el “Rock del Pedazo”. Sarco cantó “Un Vodka Doble”, del disco ElectroShock , (reeditado en vinilo este año). “No Llores” , “La Nave” y “Destruida Roll” también sonaron en la ¿última? Ceremonia.
Un Juanse encendidísimo
Las tres horas de show que prometía la banda iba promediando la noche de Liniers con “Damas Negras, “Grand Funk” y “Simpatia”, una gran trilogía funkie para relajarse un poco y tomar fuerzas para lo que se venía.
Parecía que todo iba llegando a su fin con “Lider Algo Especial, “Cowboy”, “Sigue Girando” y el interminable “Para Siempre” con un Juanse encendidísimo, corriendo en cuero de un lado al otro del escenario y hasta trepandose a las columnas como en las viejas épocas.
Después de eso se apagaron las luces y la gente, con mas ganas de Rock Ratón, permanecía firme en Liniers. Todavía quedaban muchos clásicos que no podían quedar afuera esa noche. Empezó a proyectarse un video apocalíptico realizado por Plástico, la productora encargada de la realización de Rocanrol Cowboys con imágenes de todas las épocas de la banda.
Finalmente se vinieron los bises con “Ceremonia en el Hall”, “Colocado Voy, “Juana de Arco”, “Ya Morí”, “Sucio Gas” y el cierre definitivo con el tema más representativo de los últimos 20 años: “La Banda de Rock and Roll”, una verdadera declaración de principios.
Siempre que una banda de estas características llega a un punto de inflexión como puede llegar a ser una separación, se suele vivirlo con melancolía, rozando la tristeza. No es el caso de los Ratones Paranoicos, que demostraron que el paso del tiempo los mejoró, los curtió, más allá de razones obvias, y que más allá de toda separación, humanizando a la banda como parte de la vida de cada uno de los músicos.
El Juanse emocionado del sábado pasado en Liniers debe tener una mezcla de sensaciones que ni siquiera el mismo podría explicarlas, pero creo que se dio por tener a todos sus fans ahí juntos, viviéndolo con la misma pasión que la que tenían en los primeros recitales y que la banda, forma parte de la historia del Rock N Roll y eso… va a durar para siempre.
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